Todo esto no presagiaba nada bueno, y no se equivocaba. La pequeña niña, insignificante, hoy no quiere salir al mundo, no se asoma desde su mirada a tanto vacío. Hoy no, el vacío la alcanzó, se la tragó. Y quién viene a traerle una escalera de palabras con una pizca de esperanza. Y quién viene a ayudar a la niña que solo tiene palabras de desesperanza, a salir del gran vacío del silencio de miradas.
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No te deprimas, nena. Que siempre hay quien al final ayuda a esa niña asustada que todas llevamos dentro.
ResponderEliminarUn besazo, me alegro de volver a leerte.
YO.
ResponderEliminarNena, te he dejado un regalito en mi blog, pasa a por él, ¿vale?
ResponderEliminarUn besazo.
Treze, no te encierres en esa tristeza, la niña asustada tiene que hacer como que no tiene miedo y sonreír, y sin que te des cuenta de pronto un día comprendes que ya no tienes tanto miedo, que lo tienes a raya, y vuelves a sonreír... de verdad.
ResponderEliminarMil besitos.
lol
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